Un mundo mejor para las personas con psoriasis

Calidad de vida. Participar en una entidad que ayuda a los pacientes a sobrellevar la enfermedad y a encontrar el diagnóstico y el tratamiento adecuados fue un antes y un después para ella.


Mi nombre es Flavia Lorena Bogado, tengo 39 años y en 2000 me diagnosticaron psoriasis, una enfermedad inflamatoria, crónica, no contagiosa, que se presenta con leves manchas rojas cubiertas por escamas. Hace tres años, después de varios análisis, descubrieron que tenía artritis psoriásica, que es dolor e inflamación en las articulaciones.

Cuando tuve mi primer brote fui a varios médicos y de ellos encontré la peor respuesta. “Tenés psoriasis –me dijeron– y tendrás que vivir toda tu vida con esto”.

Yo no podía creer que esas manchas y escamas se habían adueñado de todo mi cuerpo y también de mi mente, porque no dejaba de pensar y trataba de taparme para ocultar las manchas. Mi primera reacción fue esconderme, usar ropa de mangas largas, por ejemplo. Invierno y verano, estaba siempre tapada. Es que la gente te mira y discrimina porque se sabe muy poco de la enfermedad.

Probé todo tipo de cremas, ungüentos, preparados y demás. Hasta que luego de varios años, en una nota de televisión, vi un informe sobre psoriasis y sobre la asociación civil para pacientes con psoriasis y artritis psoriásica Aepso. No dudé y me comuniqué con ellos, fueron los primeros en los que encontré la contención que estaba buscando desde hacía tiempo y me recomendaron médicos especializados.

Asistí a una charla sobre la enfermedad en compañía de mi familia, que siempre fue mi sostén y me alienta día a día a no decaer. Mis dudas y preguntas eran muchas. Fue ahí donde encontré personas maravillosas que contestaron y me sacaron todas mis dudas. Ahí había mucha gente igual que yo, tanto hombres como mujeres, de diferentes lugares de Córdoba, con sus brotes y sus dolores. Con algunos de ellos empezamos a reunirnos y formamos un grupo de ayuda mutua.

Estar, compartir y charlar con todos ellos hace que las piedras que esta enfermedad nos pone sean menos pesadas. Algunas veces charlábamos de psoriasis y de tratamientos y en otras oportunidades nos reuníamos por el sólo hecho de compartir un café o una cena de despedida de año. Sólo se trata de estar siempre para el otro.

Hoy puedo decir que mi psoriasis está controlada. Mi tratamiento es con medicación biológica, y hubo un antes y un después de comenzar a usarla. Tanto las manchas, como los dolores de las articulaciones, disminuyeron muchísimo, pero no estoy curada ya que es una enfermedad crónica con la cual voy a tener que vivir toda la vida. Hay que tener en cuenta que hay diferentes factores tanto ambientales como emocionales que influyen. Actualmente, el estrés es un desencadenante muy común.

Compañera
Debemos acostumbrarnos a vivir con esta compañera que es la psoriasis y lo que ella significa.

Quiero agradecer principalmente a mi familia, porque sin su apoyo no podría haber sobrepasado algunos momentos difíciles de mi enfermedad; a Aepso, por llegar en el momento justo, cuando ya no tenía esperanza. Y por haberme dado ese abrazo, ese abrazo que me llenó de respuestas. Gracias a todas esas personas que me dan su mano y ponen sus oídos cuando los necesito, gracias a todos por hacer que mi psoriasis sea una compañera de vida y no un problema en mi vida.

Los 29 de octubre, el día mundial de la psoriasis, nos juntamos y siempre hacemos actividades relacionadas, como juntar firmas para que las obras sociales cubran los tratamientos, sueltas de globos, y charlas organizadas por entidades sanitarias, siempre con el apoyo y la presencia de profesionales especializados.

La propuesta este año fue sacarse una foto con una burbuja de diálogo que dice “Construyendo un mundo mejor para las personas con psoriasis”.

Perfil
Flavia Lorena Bogado tiene 39 años. Vive en Carlos Paz, es empleada en una residencia para adultos mayores, está casada y tiene tres hijos: los mellizos Ignacio y Eugenia, de 10 años, y Ludmila, de 18.

Fuente: La Voz
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