El drama de las mujeres de Passos Coelho

Su esposa, Laura Ferreira, sufre cáncer de huesos, mientras que su exmujer, la cantante retirada Fátima Padinha, se encuentra paralizada por una psoriasis extrema.


Al primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, le quitaba el sueño conseguir la mayoría absoluta. No lo ha logrado, y ahora está llamado a dirigir un gobierno en minoría. Pero su principal preocupación en la vida se personifica en su mujer, Laura Ferreira, que sufre un cáncer de huesos y atraviesa por una situación muy difícil.

Su presencia junto al líder del centroderecha a lo largo de la campaña electoral ha conmovido a miles de ciudadanos lusos, testigos de su determinación para luchar contra la enfermedad y transmitir una imagen de absoluta normalidad. También el día de las elecciones legislativas, celebradas el pasado domingo 4 de octubre. Puntuales, los dos aparecieron agarrados de la mano a las nueve de la mañana para emitir sus sufragios en Massama (distrito de Sintra).

El osteosarcoma que padece Laura Ferreira se está tratando con quimioterapia, con la pérdida de cabello subsiguiente. Pero Passos Coelho nunca ha escondido esta circunstancia y siempre se ha mostrado decidido a no ocultar estas circustancias personales a la ciudadanía.

La naturalidad domina, por tanto, las apariciones de su esposa, sin reparos para salir a la luz exenta de peluca o pañuelo en su cabeza. Creen que sólo así se puede lanzar el mensaje público de que se necesita desdramatizar el combate contra el cáncer. Esta madre coraje se apoya en el presidente del Partido Social Demócrata con una entrega admirable. Y a él esta cuestión le ayuda a relativizar las cosas.

La dimensión humana del triunfador de las elecciones pasa por otra dura prueba, pues su anterior mujer, Fátima Padinha, también lo está pasando muy mal. Ella fue el rostro más popular de la banda ochentera de pop Doce (algo así como las Spice Girls portuguesas) y llegó a representar a su país en Eurovisión allá por 1982.

Pero ahora se halla sumida en una pronunciada depresión, por culpa de una psoriasis en grado muy avanzado. La enfermedad se extiende ya por todo su cuerpo, que ha llegado a paralizarse.