El diagnóstico de esta enfermedad es clínico, no existen hasta el momento estudios de laboratorio o de otro tipo que certifiquen su diagnóstico.

Los criterios de diagnóstico clásicos de la Dermatitis Atópica son útiles para el diagnóstico en los niños pero no siempre sirven para los adultos; en estos últimos su presentación clínica es muy variable y eso dificulta en algunos casos su diagnóstico.

Muchas veces el diagnóstico es por exclusión y se basa en la experiencia del médico tratante y en descartar otras patologías cutáneas, como dermatitis de contacto, dermatitis seborreica, dermatitis herpetiforme, linfomas cutáneos o psoriasis entre otras.

La picazón, la piel seca, y los eczemas crónicos o recurrentes, con la forma y distribución típica de esta enfermedad, en pacientes con historia de atopía personal o familiar son claves para el diagnóstico.

Puede haber además otras características acompañantes que pueden también orientar como: oscurecimiento periorbitario (ojeras), doble pliegue de párpados, aumento del número de líneas en palmas y plantas, entre otros.

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